ILCL - International Library of the Communist Left
[home] [content] [end] [search] [print]


LA APARICIÓN DE LOS INFECTADOS CON ÁNTRAX REDONDEA LOS NEGOCIOS DE LAS EMPRESAS CAPITALISTAS DE LA GUERRA


Content:

La aparición de los infectados con ántrax redondea los negocios de las empresas capitalistas de la guerra
Source


La aparición de los infectados con ántrax redondea los negocios de las empresas capitalistas de la guerra

El ántrax es una bacteria que normalmente se encuentra en algunas partes de la naturaleza como la piel de algunos animales y en variados sitios de la geografía mundial. En su estado natural es poco agresiva. Ante otros gérmenes de la naturaleza presenta bajas tasas de morbilidad y mortalidad. Además, por lo menos hasta ahora, la historia de la humanidad no registra epidemias a su causa.

Pero entonces ¿qué es lo que la ha convertido en algo tan terrorífico y mortal para la raza humana?. Leamos lo que al respecto dicen los especialistas en una entrevista realizada por El Universal a Howard Takiff, jefe del Laboratorio de Genética Molecular, infectólogo y especialista en Salud Publica del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC:
«…actualmente cualquier laboratorio del mundo podría tener el bacilo del ántrax almacenado«.
No obstante aclara:
«Para que este germen pueda causar algún daño mortal debe ser procesado hasta convertirse en un «aerosol», y para lograr esta transformación se requiere de tecnología muy sofisticada que cualquiera no puede tener».

Y puntualiza la entrevistadora Nélida Fernández:
«Es decir, un individuo común no es capaz de procesar las esporas del ántrax en su casa y convertirlas en un veneno ambiental».

Continua Takiff:
«Si lanzan las esporas al aire, los vellos de la nariz y todas las defensas del organismo son capaces de atajarlas. En cambio, si se transforman en un aerosol puede pasar por las vías respiratorias y causar la muerte de la víctima en un lapso comprendido de 24 horas y tres días después que hagan su aparición los primeros síntomas».

Entonces son los laboratorios creados para la Guerra bacteriológica por los Estados capitalistas de occidente y de la ex URSS, los que han acopiado una torrencial experiencia en eso de diseñar armas bacteriológicas acercándose a la construcción de sus bombas «solomatagentes», que las inventaron con la macabra intención de usarlas, como las usaron para inmolar a la población judía y a miles de proletarios de Europa central durante la Segunda Guerra mundial con sus productos químicos. Ha sido la industria de la guerra la de los mas macabros incidentes e inventos, desde la bomba atómica y las «inocentes» causas que esgrimían para arrojarlas sobre población civil inerme, con su destrucción de bienes muebles e inmuebles; hasta las ya diseñadas y parcialmente probadas bombas químicas y bacteriológicas destinadas a solo matar gente, dejando intactos los bienes muebles e inmuebles que se perdieron en Hiroshima y Nagasaki.

El problema de la industria de la Guerra es no tanto que no halla Guerra, sino que halla recensión en los dudosos «tiempos de paz». Para que ese monstruo despierte con la necesidad de poner a circular la mercancía almacenada, es la crisis del capitalismo la que hace necesario que se estimule y ordene la Guerra. A alguien hay que venderle las balas y los cañones, a alguien hay que matar con ellos, en algún lugar hay que dejar caer las bombas o colocar las minas. Hay que gastar las mercancías para que sobreviva el capital, así sea montando provocaciones, auto atentados o vendiéndoles las armas al enemigo (¡Perdón! debe leerse cliente). La circulación y acumulación de capitales requiere de la circulación de mercancías. Si la sobreproducción limita la acumulación de capitales hay que forzar el crecimiento de la demanda y del mercado de determinadas mercancías a través de la violencia virtual y cinética de la guerra. Las armas, los fármacos, las comunicaciones y todos los insumos de la campaña contra el «terrorismo» son las mercancías que funcionarán como vehículos para la circulación y acumulación del capital, razón de ser de la sociedad actual. Junto a la economía de la guerra se sentarán las bases de la economía de la post guerra, una vez destruidas masas inmensas de fuerzas productivas (principalmente de vidas humanas). Visto de esa manera no se trata solo que estas armas sean adquiridas por manos inescrupulosas sino que la sociedad misma ya esta en manos de una clase inescrupulosa, a la que solo le interesa la revalorización del capital. Esa es la Clase Burguesa

Algunos datos del pasado

Durante 10 años, entre 1961 y 1971, Estados Unidos roció 72 millones de litros de herbicidas – de los cuales más de la mitad eran del «agente naranja» – sobre suelo vietnamita en lo que se llamó la operación «Ranch Hand» destinada a privar a la guerrilla del Frente Nacional de Liberación de Vietnam del Sur, el Viet-Cong, de escondites seguros en la intrincada selva. Las dimensiones de la utilización de este tóxico al sur del paralelo 17, ordenada por el entonces presidente John F. Kennedy, fueron gigantescas.

Más de 2 millones de hectáreas fueron contaminadas con dioxina, una sustancia no degradable, de la cual el solo contacto con una fracción de gramo ya era mortal.

Después de 25 años, unos 300 000 niños nacidos después de la guerra, de padres que sirvieron como soldados o que vivían en las zonas fumigadas por el «agente naranja» sufren de malformaciones congénitas, impedimentos físicos y mentales, falta de masa muscular en los miembros y cáncer, entre otras afecciones.

Tanto en la primera y segunda guerras mundiales, como en guerras como la de Vietnam, las potencias capitalistas (con EEUU a la cabeza) probaron una amplia gama de armas químicas y biológicas, como alternativas ante las armas nucleares.

En 1979, en la ex Unión Soviética hubo una epidemia de ántrax (murieron al menos 69 sujetos) adquirido por respirar partículas liberadas luego de una explosión en un complejo militar.

Las armas biológicas

De allí que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) posea un manual en el que se mencionan 31 organismos que pueden ser utilizados como una potencial arma mortal. La larga lista incluye la viruela, el ántrax, la peste, el botulismo, la tularemia, el tifus, la fiebre Q, la encefalitis equina venezolana, el ébola y la influenza.

Cabe destacar que la influenza cobró la vida de unos 25 millones de personas en todo el mundo en 1918. La viruela y el ántrax se presentan a todas luces como las armas biológicas de más alta eficiencia. La mortalidad de la viruela queda demostrada en las estadísticas: de cada 100 contagios solo 30 logran sobrevivir, pero pueden quedar ciegos y con horribles cicatrices.

A inicios de los años 80 la Organización Mundial de la Salud declaró que la viruela era la primera enfermedad humana completamente erradicada de la faz de la tierra. No obstante, en los laboratorios de alta seguridad de Vector, en Novosibirsk (Rusia), el Centro de Control de Enfermedades, en Atlanta (Estados Unidos) existen muestras del letal virus. Tanto Rusia como Estados Unidos conservan las muestras de viruela por su potencialidad bélica, ya que al ser considerada como erradicada no existen vacunas suficientes en el mundo para contrarrestarla, ni país que la produzca en cantidades industriales. De esta manera los centros capitalistas del mundo se hacen del control no sólo de un arma letal, sino del enorme negocio que implica la fabricación de fármacos y vacunas para un mercado desabastecido.

El negocio del ántrax

Lo del ántrax es más evidente, puesto que la cepa del primer muerto en La Florida se determinó que provenía de los laboratorios bacteriológicos de Iowa-USA en el año 1975. El gobierno norteamericano transmitió una declaración de Bush en la que afirma que
«no hay por el momento ninguna prueba de que las cartas con ántrax procedan de Al Qaeda o de otras organizaciones terroristas»; además criticó «…a quienes dentro de Estados Unidos provocaron falsas alarmas, a veces por broma, explotando el temor de la gente a esta nueva amenaza, serán castigados con severidad».
Bush se niega a declarar la situación como acto terrorista y afirma que esto no tiene relación con bin Laden ni con Al Qaeda. Ellos saben que eso proviene de dentro de su sistema y que beneficiará mucho a los mercaderes de la farmacéutica norteamericana, que además de las acciones en alza, ya tienen los antibióticos listos para la venta. e instó a todos los gobiernos del mundo a que
«…deben responder lo mas rápidamente a esta nueva amenaza del ántrax de modo que los ciudadanos puedan recibir los antibióticos« («Ultimas Noticias», 20/10/2001)
que gustosamente pueden comprar a la industria farmacéutica norteamericana.
«BioPort, en Michigan, es en Estados Unidos la única empresa autorizada para la fabricación de la vacuna contra el ántrax, también conocida como carbunco» («Ultimas Noticias-DPA», 14–10–2001) pero «…su único cliente es el departamento de Defensa, y solo puede producir vacunas para las Fuerzas Armadas»
en verdad que con tan poco Mercado la industria no tenia posibilidades de revalorizar el capital, así que nada más ideal que el Mercado se amplíe a toda la población civil de Norteamérica e incluso expandirlo a otros países para hacer el Negocio Redondo.

Aquí debemos acotar que Bush recibió grandes aportes de la industria farmacéutica durante su campaña electoral del 2000, y algunos altos funcionarios de su administración incluyen a ex ejecutivos e inversionistas del sector. De esa manera, bajo el planteamiento gubernamental contra los controles obligatorios hacia las armas biológicas, con el argumento de que «pondrían en riesgo la seguridad nacional y la confidencialidad de la información empresarial», se garantizó la protección del negocio farmacéutico, que gana dinero fabricando y vendiendo tanto armas biológicas como los medicamentos que sirven para tratar y prevenir sus efectos.

Pero en este juego descarado del capital no podía dejar de aparecer la competencia y es la industria alemana que se lanza al ruedo ante la dimensión del negocio y las pingues ganancias que promete. El estudio de Mercado les ha dicho que solo el antibiótico Ciprofloxacina
«…creado durante la Guerra del golfo Pérsico era capaz de paliar los efectos del ántrax…»
pero si el antibiótico se suministra posterior a los primeros síntomas,
«…la posibilidad de que el portador muera es del 90 %« («El Universal», 14–10–01).
O sea que hay que suministrarlo cuando aun los síntomas no han aparecido. Y continua el estudio de Mercado
«si esto es así, se requiere tener a la disposición de los habitantes de la Florida todo el antídoto posible, aunque estos se sientan en perfecto estado».
Y ya BioPort no será la única usufructuaria del terrorismo porque
«por su parte los laboratorios ya empezaron a responder a la demanda y Bayer anuncio la reapertura de una fabrica de su propiedad que había permanecido cerrada con el único fin de aumentar en 25 % la producción de Cipro» («El Universal», 14–10–01).

Por otro lado, según el Sistema Económico Latinoamericano (SELA), la guerra bacteriológica afectará financieramente a los países de América Latina y el Caribe, estimándose pérdidas económicas por el orden de los 8,7 millardos de dólares. Esto queda expresado en el siguiente cuadro:

CONCEPTO MONTO PAISES MAS AFECTADOS
Pérdidas en las exportaciones de carnes 5,3 millardos de dólares Uruguay, Argentina
Pérdidas por disminución del consumo interno 3,4 millardos de dólares México, Nicaragua, Costa Rica, Argentina, Uruguay, Ecuador, Colombia
Caída del Turismo Reducción de hasta 42 %
Pérdida de 70 000 puestos de trabajo
Bahamas, Barbados, República Dominicana, Centroamérica, Antillas Menores
Aumento de Barreras No Arancelarias No cuantificado Todos
Fuente: SELA («El Nacional», 20/10/01)

Sin embargo, sería iluso quien pretenda que todo este cuadro es consecuencia únicamente del pánico causado por el ántrax, cuando es evidente que el determinante fundamental de estos problemas es la crisis de sobreproducción y las subsecuentes expresiones recesivas en los centros del capitalismo mundial (principalmente en EEUU).

Pero, como en la economía capitalista a unos les va mal para que a otros les vaya bien, es oportuno señalar que en las bolsas han venido elevándose los valores de las acciones de las empresas fabricantes de armas, de las empresas farmacéuticas, de las empresas fabricantes de dispositivos impermeables usados en el tratamiento de emergencias en situaciones de ataques con armas biológicas (caso de las acciones de la trasnacional 3M), de los fabricantes de equipos de telecomunicaciones, etc.

Ya advertimos quienes ganarán en esta Guerra bacteriológica y contra el «terrorismo», sabemos que son las grandes transnacionales de la farmacéutica y la industria química produciendo antibióticos contra los gérmenes que ellos mismos desarrollan y que ellos mismos difuminan; sabemos que los muertos los seguirán poniendo los trabajadores, idiotizados por arengas nacionalistas y antiproletarias. Al igual que en la primera y Segunda Guerra mundial, el capitalismo solo tiene posibilidades de superar sus crisis de estancamientos con nuevas matanzas de seres humanos, desarrollando intrigas para salvar sus empresas. Sabemos que mientras se crea esta histeria del ántrax con unos cuantos sacrificados en USA; en Afganistán se cuentan por cientos las muertes de los bombardeados y por miles las muertes por inanición de los refugiados, de esos miles de desposeídos que no valen para la sociedad capitalista por cuanto ellos no son consumidores con capacidad de compra ni con solvencias para el crédito.

El negocio de los capitalistas es el causante de las matanzas, del terrorismo, de la agresividad de las bacterias y otros elementos letales para el hombre. A quien debemos combatir es a esos negocios, al sistema capitalista mismo, desmontar sus hipocresías, su economía de Mercado, sus relaciones de intercambio. El Partido Comunista Internacional sigue convocando a los trabajadores del mundo a apuntar contra su verdadero enemigo, contra el capital.


Source: «Programa Comunista», n. 11, Noviembre de 2001

[top] [home] [mail] [search]